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La proyección no es tan solo una herramienta necesaria para conocernos a nosotros mismos, sino indispensable si queremos avanzar en nuestro crecimiento personal y vivir en libertad emocional.
Cuando entendemos todo lo que nos aporta, dejamos de esperar que las cosas sean distintas para agradecer cada experiencia que nos remueve emocionalmente y evolucionar.
Veamos qué es exactamente la proyección y cómo utilizarla a nuestro favor. Al fin y al cabo, esa es su finalidad.
¿Qué es la proyección y cómo nos ayuda en nuestra evolución?
La proyección es un mecanismo de defensa psíquico con el cual asignamos a otras personas características nuestras que no nos reconocemos y rechazamos. Éstas incluyen necesidades, deseos, emociones, sentimientos o pensamientos y pueden ser tanto cualidades positivas como las que consideramos negativas.
En cada una de nuestras proyecciones hay implícito un juicio que nos impide ver la realidad desde todos los ángulos. Si juzgo a mi pareja por ser “muy relajada” cuando se sienta en el sofá porque considero que debería de estar haciendo cosas, tal vez soy yo quién no me permito relajarme y creo que siempre tengo que estar haciendo algo. ¿De dónde viene esa creencia?
La proyección también puede darse de forma positiva cuando nos asombra algo de alguien. Si admiro a una amiga porque sabe lo que quiere y no duda en intentar conseguirlo, lo haga o no, es porque yo también tengo esas cualidades, pero al no verlas en mí las proyecto en ella. ¿Qué pasaría si persigo mis sueños? ¿A quién incomodaría?
En ambos casos, lo que percibo habla de mí. No es bueno ni malo tener una opinión sobre algo o alguien, es parte de estar vivos, lo importante es estar atentos a cuando nos remueve emocionalmente.
Las proyecciones nos ayudan a conocernos a un nivel más profundo. Además, cuando vemos el tesoro que esconden, podemos desarrollar aspectos positivos que antes no nos permitimos por nuestras creencias y juicios.
El papel de la percepción en el mecanismo de la proyección
La percepción es un proceso psicológico por el cual interpretamos la información que recibimos de nuestro entorno a través de los sentidos y es fundamental para nuestra supervivencia.
Pero no empezamos de cero. Nuestro cerebro selecciona y organiza cada nueva información recibida para que encaje con nuestros valores y experiencias propias generando asociaciones únicas.
Lo que pretende nuestra mente es ahorrar energía, pero imagina cuánta información que nos sería de gran ayuda no estamos viendo.
Por eso nuestras percepciones son siempre interpretaciones y, cómo tal, son también limitantes. Vemos el mundo tras unas gafas con las que, conforme vamos creciendo y evolucionando, necesitan irse reajustando.
Piensa en cuántas veces has reaccionado de forma exagerada ante situaciones a las que los demás no le daban importancia.
Cada estrés y bloqueo nos muestra una información inconsciente que reclama ser reconocida y valorada. Cuando abrimos nuestra mente a nuevas formas de pensamiento, podemos conectar con todos los aspectos de nosotros, algunos de los cuales nos aportan herramientas útiles en nuestro momento actual.
Siempre tenemos el poder de decidir, seguir proyectando en el exterior sabiendo que lo que vemos es una ilusión o ampliar nuestra conciencia y abrirnos a mundo de infinitas posibilidades.
Como dice David Simon, «La realidad es, en última instancia, un acto selectivo de percepción e interpretación. Un cambio en nuestra percepción e interpretación nos permite romper viejos hábitos y despertar nuevas posibilidades de equilibrio, curación y transformación».
Individuación: el equilibrio entre los opuestos
El proceso de individuación es a través del cual vamos dejando atrás la máscara que nos hemos creado, lo que consideramos de nosotros, para integrar todos los aspectos que no nos reconocemos y relegamos en lo que se denomina la sombra.
Nuestras proyecciones juegan un papel crucial en dicho proceso, pues nos señalan cuáles son esos aspectos. Y como si quitamos capas de una cebolla, al hacerlas conscientes vamos deshaciéndonos de limitaciones y sumando cualidades que hasta ahora permanecían escondidas.
Cuando me di cuenta de que no debía complacer a todo el mundo ni encargarme de todo, me permití mostrar mi vulnerabilidad para dejarme sostener y empecé a poner límites saludables. Esto cambió muchas cosas en mi vida para mejor. Y aunque hubieron resistencias, sabía que éstas eran parte de mí y del proceso. Si sentía que mirar más por mí incomodaba a alguien, igualmente seguía hacia adelante con paso firme.
Porque créeme, si consideras que debes de dejarte de lado cuando alguien te necesita, la vida se va a encargar de traer personas a tu vida que necesitan de tu ayuda, o al menos así lo sentirás tú. No lo hace como castigo, sino para recordarte que tú también eres importante, lo reconozcas y des espacio a tus necesidades.
Carl G. Jung decía que prefería ser una persona completa a una persona buena. Para mí ser "buena" era olvidarme de mí y de mis necesidades, priorizando las de los demás. Ahora comprendo que lo que me define no es ser buena o mala, sino permitirme ser las dos cosas según el contexto en el que me encuentre.
Es en ese punto medio donde se encuentra el equilibrio de las polaridades, saber que los dos comportamientos forman parte de nosotros y son complementarios, no opuestos.
Conoce tu sombra y prepárate para sorprenderte
Conectar con nuestra sombra es un proceso incómodo, porque empezamos a hacer cosas que sentíamos que estaban mal. Muchas veces nos resistimos a generar nuevos hábitos por los cambios que ello pueda generar en nuestra vida.
Sí, tal vez hacerlo signifique tener miedo a la incertidumbre y soltar relaciones, pero cuando lo haces, tu universo cambia, tus relaciones mejoran, y si pierdes alguna, nuevas más afines a ti aparecen. Además, aumenta tu energía, tu autoestima y puedes inspirar a otras personas e, incluso, cambiar tu biología.
«El momento en que cambia tu percepción es el momento en que se reescribe la química de tu cuerpo».
Dr. Bruce Lipton.
Sólo debemos de estar atentos al tesoro de nuestras proyecciones. Al hacerlo nos daremos cuenta de que nada de lo que nos sucede es por casualidad, sino que todo forma parte de nuestro proceso personal.
Lo que percibimos como opuestos se unen y comprendemos que nuestras sombras son solo eso, y que la luz no podría existir sin la oscuridad. Contrariamente a lo que podamos pensar, no es reconocer nuestro lado oscuro lo que nos asusta, sino darnos cuenta de la luz que tenemos y el poder que ésta nos daría.
Tomar la responsabilidad en nuestras proyecciones es el gran paso hacia la libertad
Conocer los mecanismos de nuestra mente y comprender que cada proyección es una oportunidad que nos da la vida para seguir evolucionando, es el primer paso.
Lo siguiente es tomar responsabilidad de nuestros pensamientos y acciones, porque entendemos que nuestro entorno es nuestro mejor espejo y que sin él no podríamos conocernos. Es entonces cuando nos transformamos y reconocemos nuestra verdadera esencia, la cual lo incluye todo.
En este proceso ampliamos nuestra conciencia, nos empoderamos, generamos nuevas creencias más acordes a nuestra situación actual y comenzamos a hacer cosas que pensamos imposibles, en armonía y coherencia interna.
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