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Cada emoción tiene un sentido de adaptación y supervivencia. Si bien todos tenemos en común unas emociones básicas, la manera de gestionarlas es única para cada uno de nosotros.
La forma subjetiva con la que experimentamos y procesamos las emociones son una ruta para conocer nuestro mundo interno y poder acceder a nuestra información inconsciente. Hacerlo es clave para que ésta no domine nuestra vida.
Aprende qué te señalan para conocerte a un nivel más profundo y generar relaciones más saludables, empezando por la que mantienes contigo/a mismo/a.
¿Qué son las emociones y qué sentido tienen?
La palabra emoción proviene del latín emotio, que deriva del verbo emovere y significa “movimiento”, “impulso”. Por lo que cada una de ellas nos impulsa a movernos en alguna dirección.
“La emoción es la fuerza impulsora detrás del pensamiento y el razonamiento.”
Dr. T.P.Chia
Las emociones son reacciones fisiológicas que experimentamos ante cambios y estímulos tanto externos como internos. Éstas tienen una función adaptativa para nuestra supervivencia y son comunes a todos los seres humanos.
Así como la alegría nos sirve para disfrutar de las experiencias y repetirlas, la tristeza nos invita a refugiarnos e ir hacia nuestro interior. A través del miedo evitamos un peligro, huimos de él o nos mueve a atacar, así como la ira nos permite protegernos y establecer límites. Con la sorpresa podemos indagar más en profundidad, y el asco nos hace de escudo para expulsar lo que nos resulta peligroso y alejarnos.
Cómo vemos, aunque muchas veces las catalogamos como buenas o malas, todas ellas son indispensables para nuestro bienestar físico. El problema deviene cuando entra en juego nuestra mente y le damos una explicación racional en forma de pensamientos y sentimientos y las reprimimos.
La importancia de validar y expresar nuestras emociones
Nuestro instinto de pertenencia y adaptación a un sistema, ya sea nuestra familia, el trabajo o nuestro círculo de amigos, nos hace en ocasiones reprimir nuestras emociones y, sin darnos cuenta, vamos perdiendo nuestra autenticidad.
Es entonces cuando no expresamos la emoción primaria, la más visceral y que nos salvaguarda, y la sustituimos por una emoción secundaria, la socialmente “bien vista”. Y puesto que las emociones son energía en movimiento, ésta queda retenida y puede llegar a somatizar en nuestro cuerpo.
Permitirnos sentirlas y validarlas nos permitirá liberarlas dejando ir esa energía, evitando que nuestro cuerpo pague las consecuencias.
“Porque la mayoría de las personas durante toda su vida reprimen, suprimen y tratan de escapar de sus sentimientos, la energía suprimida se acumula y busca expresarse a través de la aflicción psicosomática, los trastornos corporales, las enfermedades emocionales, y la conducta desordenada en las relaciones interpersonales. Los sentimientos acumulados bloquean el crecimiento espiritual y la consciencia, así como el éxito en muchas áreas de la vida.”
Dr. DAVID R HAWKINS - "Dejar Ir: El Camino De La Entrega"
Las emocionales como una ruta hacia la libertad
Cada estrés o conflicto en nuestra vida nos produce un movimiento emocional, el cual se convierte en un sendero que abre la puerta a nuestro inconsciente. Podemos tener una opinión sobre algo o alguien, y eso es natural, pero nuestra reacción siempre habla de nosotros y de nuestro mundo interno.
Nuestro mapa de ver el mundo es limitado, y nuestra percepción sesgada de la realidad nos hace señalar a los demás o a algo externo que sucede como la causa de sentirnos enfadados, tristes o incluso felices.
Sin embargo, lo que percibimos no es más que una proyección hacia algo externo de las partes de nosotros que rechazamos o no nos reconocemos. La famosa frase de Immanuel Kant, “No vemos el mundo como es, sino que vemos el mundo como somos” es, a la vez que cierta, un impulso a recapacitar y cuestionarnos nuestras verdades.
Estar atentos cuando reaccionamos de forma instintiva, y en ocasiones, de forma desproporcionada, es clave para iniciar un proceso de autoindagación. Éste nos hará conocernos a nivel profundo para transformar valores y creencias que nos impiden mostrarnos como somos y, por ende, estar en coherencia interna.
Cómo decía Gandhi: “La felicidad consiste en poner de acuerdo tus pensamientos, tus palabras y tus hechos.”
¿Cómo estar en coherencia interna?
Alcanzar el equilibrio interno estando en coherencia entre lo que pensamos, sentimos y hacemos nace del silencio. No lo hallaremos en el exterior ni es nuestro ruido mental.
En cuanto que no podemos cambiar las circunstancias de la vida que no nos gustan, sí podemos cambiar nuestra actitud frente a ellas, la manera en la que respondemos. Pero para ello debemos comprender el para qué de nuestras reacciones emocionales.
Si me siento triste porque mi pareja pasa más tiempo con sus amigos/as que conmigo, tal vez yo estoy dejando de hacer las cosas que quiero. O si siento ira cuando mis padres me dicen que por qué no voy a visitarlos más a menudo, quizás soy yo quién no me permito poner límites.
Darme ese tiempo que tanto anhelo, o ser asertivo/a, es amarme a mí mismo/a y mostrarme cómo soy sin miedo a incomodar. Al final, las personas de mi entorno únicamente me están mostrando algo que yo no me permito ver y que sin ellos no podría. Además, los demás nos aceptarán en la misma medida que nos aceptemos a nosotros mismos.
“Ser hermoso significa ser tú mismo. No necesitas ser aceptado por otros. Necesitas ser aceptado por ti mismo.”
Thich Nhat Hanh
Acoger nuestras emociones y transformarnos a cada paso
Si bien no podemos cambiar lo que nos sucede, sí podemos transformar la experiencia en aprendizaje. Las emociones nos invitan a salir de nuestro mundo ordinario para avanzar hacia la vida que tanto estamos deseando.
Si bien nuestras emociones vienen limitadas por nuestras creencias, éstas pueden tomar otro significado cuando nos permitimos escuchar esa vocecita interna que nos susurra.
Cuando calmamos la mente, calmamos también nuestra emociones. Desde ese presente, éstas nos mostrarán el camino hacia la libertad emocional y daremos un salto de conciencia desde el amor a nosotros mismos.
Enlace al libro "Dejar Ir: El Camino de la Entrega", de el Dr. DAVID R HAWKINS:
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