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Muchas veces creemos que el apego es malo, pero, por el contrario, es necesario para nuestro correcto desarrollo y para relacionarnos con los demás. En especial, éste es imprescindible durante nuestros primeros años de vida, donde generamos nuestros primeros vínculos que aseguran nuestra supervivencia.
Si dichos vínculos se dieron de forma saludable y equilibrada, las relaciones que mantenemos a lo largo de nuestra vida también lo son. Veamos qué condicionamientos son necesarios para que un apego sea sano y cómo mantenerlo sin dejar de ser auténticos.
La importancia del apego temprano
El apego a nuestros padres o cuidadores es sin duda el vínculo afectivo más importante y primordial para todos los seres humanos, ya que nos permite sobrevivir. Cuando nacemos, necesitamos de estas figuras para que cubran nuestras necesidades básicas, como es que nos alimenten y protejan. Es aquí donde generamos un lazo invisible a la vista que forjará la base de nuestras futuras relaciones y de nuestra forma de afrontar el mundo.
¿Qué pasa si no obtuvimos el correcto apego y alimento emocional?
Ese niño o esa niña hará todo lo posible por cubrir sus necesidades. Se aferrará con todas sus fuerzas a sus cuidadores desde su indefensión, y generará una serie de comportamientos adaptativos por obtener esa seguridad que le permita seguir con vida.
Se olvidará poco a poco de quién es para encajar y seguir recibiendo ese alimento, algo que le acompañará el resto de su vida hasta que lo haga consciente.
La teoría del apego de John Bowlby
El psiquiatra y psicoanalista británico John Bowlby desarrolló la Teoría del Apego (1969-1980). Dicha teoría, la cual sigue siendo pionera a día de hoy y base de la psicología moderna, mantiene que el apego es una necesidad innata del ser humano, a la vez que es fundamental para nuestra supervivencia y bienestar emocional.
Bowlby añade la importancia de un apego seguro en el primer contacto del bebé con sus cuidadores directos para su correcto desarrollo, el cual le permitirá explorar el mundo de forma segura.
Dicho apego incluye, además de la supervivencia, contacto físico, seguridad o calmar su angustia cuando se siente desprotegido e inseguro. Todo ello le aporta la confianza necesaria para explorar el ambiente, estimulación para un correcto desarrollo tanto a nivel, físico como emocional y aprender a relacionarse con su entorno de forma saludable.
Diferentes fases del apego
Según la Teoría del Apego de Bowlby existen 4 fases del apego:
Fase de fijación: Esta fase se manifiesta en las primeras semanas de vida del bebé, en la cual no tiene preferencia hacia ninguna figura en específico, sino que acepta a cualquier persona que le ofrezca la seguridad y el confort que necesita. En esta fase su búsqueda es puramente innata y se trata de un vínculo de apego débil.
Fase de formación: Fase que se manifiesta entre las 6 semanas y los 8 meses de vida del bebé. En ella se comienzan a manifestar señales de angustia cuando el cuidador o cuidadora se ausenta. Y de nuevo, no es tan importante la figura de la madre, sino de un adulto/a que le aporte seguridad.
Fase del apego: Entre los 6-8 meses de vida del bebé hasta los 2 años de edad. En esta fase comienza el vínculo de apego, en el cual hará todo lo posible por llamar la atención de su madre o cuidador/a, mostrando enfado si ésta se separa de él, e incluso rechazo hacia otros adultos.
Fase de las relaciones recíprocas: Esta fase inicia aproximadamente a los 2 años de edad del niño o la niña, y en ella empezará a tener menos ansiedad por la partida de su madre o cuidador/a al saber de su vuelta, lo cual le aportará confianza y seguridad. Aquí el vínculo ya queda establecido, gracias además al lenguaje como medio de comunicación.
Los 4 tipos de apego según esta teoría
Bowlby señaló cuatro tipos de apego, los cuales se generarán según la relación que el niño tiene con sus padres o cuidadores en la edad infantil. Además, se manifestarán en las diferentes respuestas emocionales y de comportamiento en situaciones nuevas o estresantes. Estos son:
Apego seguro: Apego en el cual el niño tiene la confianza de que sus padres o cuidadores no le van a fallar y siente seguridad para explorar su entorno, al que también percibe como seguro. Este es un apego sano, que aporta al infante la confianza de que sus necesidades quedan cubiertas y respondiendo de forma positiva a la proximidad y la intimidad emocional.
El apego seguro se relaciona con una mayor estabilidad emocional, buena autoestima, mejor capacidad para establecer relaciones saludables y mayor capacidad de buscar apoyo social.
Apego ansioso: El apego ansioso o ambivalente se produce cuando los padres o cuidadores no aportan demasiada seguridad al niño o lo sobreprotegen. El niño puede entonces tener dificultad para explorar su entorno, o incluso mostrar ansiedad cuando su cuidador se aleja. Más adelante en sus relaciones, tendrá dificultades para sentirse seguro y buscará la constante aprobación y atención de los demás.
Este tipo de apego se relaciona con la ansiedad, la inseguridad, la desconfianza en los demás, la dependencia emocional y la ruptura frecuente de relaciones.
Apego evitativo: Este apego se desarrolla debido a que el niño no ha percibido de sus cuidadores un entorno seguro, lo cual le provoca una tendencia a evitar la cercanía o el conectado y la dependencia emocional. Estos niños suelen parecer independientes y no mostrar afecto a sus padres o cuidadores, lo cual les creará problemas a la hora de establecer relaciones interpersonales o buscar apoyo emocional en situaciones de estrés.
El apego evitativo se relaciona con la incapacidad de compartir pensamientos y sentimientos, falta de emoción en sus relaciones de pareja y la evitación del contacto emocional.
Apego desorganizado: Por último, el apego desorganizado se da cuando el niño percibe respuestas contradictorias o despreocupadas por parte de sus padres o cuidadores. Por tal motivo, el infante no confía en ellos, pudiendo incluso mostrar miedo o evitación o buscar cercanía y alejarse al mismo tiempo. Este tipo de apego puede generar reacciones desproporcionadas por la inseguridad que siente y por no saber cómo gestionar sus emociones.
Este apego se relaciona con conductas contradictorias y la dificultad para afianzar relaciones y afectos importantes.
Como vemos, los diferentes apegos tienen una gran importancia en cómo vemos el mundo en nuestra edad adulta y la manera en que nos enfrentamos a él y en nuestras relaciones interpersonales.
Relaciones adultas: soltar apegos tóxicos
Si nos identificamos en cualquier aspecto de los diferentes apegos que no sea el apego seguro, nos será complicado abarcar en nuestro interior sentimientos positivos de seguridad, bienestar y confianza plena. Pero si bien no lo tuvimos en nuestra niñez, como adultos tenemos la responsabilidad de darnos lo que sentimos que nos faltó a nosotros mismos sin esperar que nadie externo lo haga.
Son muchas las veces que mantenemos rencor y resentimiento hacia nuestro pasado, a veces de forma inconsciente, que no nos deja relacionarnos de forma sana y andamos peleados con el mundo a causa de nuestra propia frustración.
Si bien el apego es necesario y nos hizo llegar donde estamos a día de hoy, evitar un apego tóxico en nuestra adultez es una lección que todos tenemos que enfrentar en mayor o menor medida.
La libertad de mostrarnos auténticos
Tomar conciencia de nuestras necesidades no cubiertas en la infancia es el primer paso hacia la libertad y madurez emocional. Después le sigue amarnos lo suficiente para aceptar lo que nos pasó y perdonar las vivencias de dolor.
Mahatma Gandhi decía que, "El débil no puede perdonar. El perdón es un atributo de los fuertes." No sé si sea cierto que el débil no puede perdonar pero, sin duda, hacerlo es una señal de valentía y fortaleza. La misma que nos es necesaria para mirar atrás con amor y soltar apegos que no nos benefician para reconocer nuestra valía. Aquella que nace de lo más hondo de nuestro Ser para estar en paz y en armonía con la vida y mostrarnos al mundo tan auténticos como llegamos a él.
"Tal vez no seamos responsables del mundo que creó nuestras mentes, pero podemos tomar responsabilidad de la mente con la que creamos nuestro mundo."
Gabor Maté
Poema de Sergio David:
QUIZAS SE TRATE DE UN APEGO
AL QUE CONFUNDES CON AMOR
POSIBLE QUE EL SENTIMIENTO CIEGO
TE HAYA INUNDADO DE TEMOR
TEMOR A LA INDESEADA SOLEDAD
A LA QUE HUYES CADA DIA
PUES LA VES LLENA DE MALDAD
PORQUE LA PERCIBES VACIA
VACIA DE EMOCION TRAS SU AUSENCIA
Y GOLPEADOS TUS SENTIMIENTOS
AL IGNORAR TU PROPIA ESENCIA
Y QUE LO DEMAS ES COMPLEMENTO.
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